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Artículos de opinión

Lo de Francia es la crisis de la democracia en Europa

4 may 2022 l Leída 1.169 veces l 6 min l Compartir Artículo

A la democracia hay que cuidarla como si fuese un paciente más. Montesquieu ya señalaba en el siglo XVIII que la democracia debía evitar el espíritu de desigualdad porque corre el riesgo de construir Gobiernos en los que no todos están representados.
     En  Francia, tres de cada diez electores, decidieron quedarse en casa en la pasada segunda vuelta electoral del domingo 24 de abril en la que, Emmanuel Macron, refrendó su Presidencia tras obtener 18 millones 779 mil 809 votos con un respaldo del 58.5 por ciento.
     El mandatario galo permanecerá otros cinco años más pero lo hará bajo la sombra de la ultranacionalista, Marine Le Pen, que ha vuelto a acortar distancia tras obtener el 41.5% de los sufragios con 13 millones 297 mil 728 votos.

        
            A la democracia hay que cuidarla como si fuese un paciente más. Montesquieu ya señalaba en el siglo XVIII que la democracia debía evitar el espíritu de desigualdad porque corre el riesgo de construir Gobiernos en los que no todos están representados.
            En  Francia, tres de cada diez electores, decidieron quedarse en casa en la pasada segunda vuelta electoral del domingo 24 de abril en la que, Emmanuel Macron, refrendó su Presidencia tras obtener 18 millones 779 mil 809 votos con un respaldo del 58.5 por ciento.
            El mandatario galo permanecerá otros cinco años más pero lo hará bajo la sombra de la ultranacionalista, Marine Le Pen, que ha vuelto a acortar distancia tras obtener el 41.5% de los sufragios con 13 millones 297 mil 728 votos. La política populista siente que la ultraderecha al fin acaricia el ansiado poder en Francia, sus resultados son mucho mejores que los obtenidos frente a Macron en 2017 –también en la segunda vuelta– cuando él la superó por 32.2 puntos, tras atraer el 66.1% de los votos para su République en Marche!
            Esta vez, Macron ha ganado con menos votos y con una menor participación ciudadana porque el abstencionismo creció hasta el 28.2% el peor dato desde 1969.  Mientras que Le Pen consiguió más apoyos dado que en 2017 atrajo el 33.9% de los votos y en la justa del pasado 24 de abril tuvo 7.6 puntos más y casi acortó a la mitad la brecha entre ella y el político centrista en comparación con 2017.
            Para el analista político, Paul Taylor, no hay forma de “respirar aliviados” por la reelección de Macron porque las fuerzas del nacionalismo euroescéptico que tanto asustan a Europa siguen repiqueteando a las puertas del Palacio del Elíseo.
            Le Pen, señala, es una populista de extrema derecha que ha ganado  un porcentaje  de votos sin precedentes  y ella está aguardando hacerlo cada vez mejor.
            Una nación, Francia, edificada a sí misma como inspiración universal de  una serie de valores  democráticos tiene una parte de su sociedad que lleva varios años perdiéndole miedo a una ultraderecha que  fehacientemente culpa de todos los males a la inmigración, a la globalización y a la Unión Europea (UE).
            En estas recientes elecciones, en realidad la abstención ha sido la ganadora que sumada a los votos nulos ha dejado 16 millones 922 mil 463 sufragios estériles como muestra del descontento ciudadano. Se trata de una acción elocuente y reveladora del estado de ánimo de la población que no se siente representada ni por Macron, ni por  Le Pen.
            Hay una indiferencia preocupante entre el electorado que le daba exactamente lo mismo que en los próximos cinco años lo gobernase un europeísta que una euroescéptica; le daba lo mismo, que lo gobernase una persona a favor de la globalización, que una conservadora y localista. Que Le Pen, inclusive,  pudiese seguir en determinado momento el mismo camino que Reino Unido con su Brexit.
 La indiferencia es siempre  fría y dolorosa, a Macron lo ha golpeado en seco y así lo ha reconocido: “Su silencio significa una negación a la decisión y también vamos a responder. También soy depositario de las divisiones que se expresaron hoy”.
 “Sé que muchos de nuestros compatriotas me han votado hoy no para apoyar las ideas que llevo sino para bloquear las de la extrema derecha. Y quiero darles las gracias aquí y decirles que soy consciente de que este voto me obliga para los próximos años”, señaló Macron, en su discurso de la victoria, ante sus seguidores en Campo Marte con la Torre Eiffel mostrando su magnificencia.
El político nacido en Amiens afirmó que este nuevo período, este quinquenio, no será igual al de su anterior Gobierno y reiteró –insistentemente–  que gobernará para todos al tiempo que dedicó unas palabras para los ciudadanos que votaron por Le Pen.
"Sé que para muchos de nuestros compatriotas, que hoy han optado por la extrema derecha, la rabia y los desacuerdos que los llevaron a votar por este proyecto también deben ser respondidos. Esta será mi responsabilidad y la de quienes me rodean”, aseveró ilusionado.
Para Le Pen, que salió con una enorme sonrisa arropada por sus seguidores que la vitoreaban cerca del Bosque de Bolonia,  la batalla por conquistar el poder sigue y seguirá porque ella se asume como oposición al Gobierno de Macron en un momento sensible con unos partidos políticos tradicionales que, según las palabras de ella,  nadie quiere.
La abogada y activista analiza sus resultados desde el punto de vista de una perdedora que de forma relevante ha acortado su ventaja con un discurso que sigue siendo rupturista.
“Estos resultados obtenidos son una gran victoria porque la batalla no ha terminado. Hay que mirar los datos con esperanza porque lo que hoy hemos  logrado constituye para los dirigentes franceses y europeos el testimonio de la confianza del pueblo francés y su aspiración compartida para un gran cambio”, espetó la candidata.
La líder de Agrupación Nacional sabe que su discurso ha calado en más gente y que se ha visto beneficiada por la indiferencia de tan alto abstencionismo porque  entre elegir un Gobierno blanco o un Gobierno negro, millones optaron por quedarse en casa.
Una victoria de Le Pen es lo peor que le hubiese podido  suceder a Francia y a la UE en pleno momento de cohesión del bloque ante la invasión rusa de Ucrania en la que se discuten e imponen sanciones y se condena la ocupación bélica.
            El triunfo de Macron, su reelección, proporciona un respiro temporal a la UE que volverá a dormir tranquila tras conocerse los resultados, aunque ninguna democracia puede quedarse cruzada de brazos ante el acecho de la ultraderecha.
            Para el mandatario galo, el suyo es un proyecto de futuro:  “Y es humanista, ambicioso, ecologista, por la independencia de nuestro país y por una Europa fuerte”.
Situación preocupante
            La Francia de la libertad, la igualdad y la fraternidad es un termómetro social y político de lo que pasa en el espectro europeo, con una nación multicultural, en la que han llegado a estar en juego aspectos como vestir con la hiyab que Macron defiende como parte de la libertad de su nación amparada por la Constitución laica y republicana pero que Le Pen trae en la mira con un referendo para prohibirlo.
En los mecanismos de representación actual hay fallos. Macron es un político joven, de 44 años de edad, su visión  por ende debería estar más cercana a la generación  millennial que sigue sintiéndose damnificada por la crisis de 2008; por la crisis desatada a raíz de la pandemia y ahora por el cisma en los mercados de las materias primas provocado por la invasión rusa a Ucrania.
Hacía mucho que no se tenía un resultado tan malo en unas elecciones francesas, la democracia está sufriendo convulsiones no solo en Francia sino en muchos otros países con tiempos volátiles, confusos y enrarecidos por la guerra de Ucrania, por la pandemia y por la destrucción de muchos valores que suman y unifican.
            Macron se reelige pero corre el riesgo de tener un Gobierno débil: la fecha clave para saber el rumbo de la gobernabilidad de los próximos años serán las elecciones legislativas del próximo 12 de junio de 2022 y el panorama puede ser sumamente complicado si la République en Marche! no saca a la gente de sus casas. Macron ha ganado porque la indiferencia decidió quedarse dormida y porque de la izquierda, menos moderada, del partido Francia Insumisa que lidera Jean-Luc Mélenchon  le votaron un 42% de sus correligionarios.
            La guerra no está ganada pero se gana de batalla en batalla y Le Pen sabe que hacerse con el control del Legislativo es una baza estratégica para consolidar  una trinchera contra las políticas de Macron.
No hay forma de respirar tranquilos en Europa por mucho tiempo.Hay una postura anti-todo envalentonada que irá decidida a  conquistar el mayor número de escaños en las próximas legislativas y que ya suspira por la campaña de  2027.

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